Ciudades como Madrid o París, hace tiempo que se rindieron a los encantos de los mercados ambulantes y Zaragoza, no se queda atrás.
Busques lo que busques, seguro que lo encuentras, aunque lo que realmente atrapa a los fans de los mercados ambulantes, es ir a dar una vuelta con el radar bien alerta en busca de grandes chollos, joyas o rarezas.
Así, puedes hacerte con juegos de té al más puro estilo té de las cinco, en el Mercado de Antigüedades de la Plaza de San Bruno; un vinilo antiguo de los grandes hits de los sesenta en el Mercado del Coleccionismo de la Plaza de San Francisco o una edición rara de un libro descatalogado en el Rastro.
Organiza tus fines de semana y prepara una ruta por los mercadillos de la ciudad con tus amigos como se hace en Londres o París.
